Se
dice que una persona es “exitosa” cuando ha alcanzado lo que se ha propuesto,
cuando ha logrado aquello por lo que tanto ha luchado; decimos que fallamos
cuando no logramos lo que queremos, cuando no alcanzamos aquella meta e ilusión
que nos planteamos para nuestro futuro en la cual sentimos que el fracaso no es
opción.
Es
importante darse cuenta cómo el ser humano reacciona normalmente al fracaso,
puesto que es común rendirse cuando nada sale bien, cuando todo se mira en
contra y los resultados lejos de ser positivos solo nos desilusionan más y más.
Puedo
afirmar sin temor a equivocarme, que todos hemos tenido un sueño o una meta por
la cual hemos luchado y hemos sacrificado muchas cosas, no importa que tan
distinto sea un sueño de otro, todos hemos soñado con lograr hacer algo que nos
traiga satisfacción plena. Dependiendo de los resultados decidimos si abandonar
o seguir avante, si estos no son satisfactorios o si el entorno o situación en
la que vivimos nos impiden o nos hacen más difícil alcanzar lo que queremos nos
genera un espíritu de negativismo.
Es
importante que tener en cuenta que para el ser humano no hay límites, desde la
primera vez que alguien ya demostró que se puede lograr hacer algo, es porque
todos podemos hacerlo, así como el ciclista Lance Armstrong siete veces campeón
del tour de Francia, convertido en leyenda después de su superación contra el
cáncer lo cual no impidió que siguiera sumando victorias proclamándose el mejor
ciclista del mundo de la época, o el brillante matemático John Nash, premio
Nobel de economía, el cual se le fue entregado pese a haber padecido de
esquizofrenia y sin embargo fue reconocido como un destacado catedrático de la
Universidad de Princeton, New Jersey.
Desde
el momento que alguien ha demostrado que el ser humano puede lograr hacer algo
sin importar las adversidades, queda claro que no estamos privados de alcanzar
todo cuanto tengamos como metas, proyectos e ilusiones. Es importante tener en
cuenta que contamos con la ayuda de un ser supremo, y que la victoria y la
derrota deben ser dos cosas muy efímeras; más vale una derrota bien estudiada,
que una victoria sobre algo que no planeamos para nosotros mismos, más vale
haberlo intentado que preguntarse qué habría pasado de haberlo hecho.
La
clave de todo está en tener claro que una vez que hayamos decidido lo que
queremos nunca rendirse, en hacer nuestro máximo esfuerzo y dejar el resto a
Dios, teniendo en cuenta que la disciplina y la constancia son dos cosas
imprescindibles en el camino hacia nuestros sueños, sin dejar de lado que la
victoria es relativa pues todo depende del cristal con que se mire, si piensas
como un campeón, los errores son aprendizajes, las victorias parciales y las
dificultades pruebas. Todo dependerá de la convicción que tengamos, del motivo
que nos mueva y de lo dispuestos que estemos a lograrlo.
Como
dijo el famoso físico-matemático Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más
poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Aquellos
que luchen con el corazón y entreguen hasta lo último que tengan de voluntad
para lograr sus sueños, serán siempre elemento esencial para el avance de la
humanidad. Claro que si bien es cierto que todos podemos ser exitosos la
diferencia está en nuestras acciones y no en nuestros deseos.
Tu
vida actual es un reflejo de tu patrones de pensamiento y tus creencias. Estos
te obligan a adoptar las medidas que te llevan a donde estas hoy. Puedes probar
cambiando las acciones ... pero hasta que no cambies la manera en que piensas,
nada va a cambiar.
https://www.facebook.com/pages/ALESTE-donde-nace-el-sol/190966547607486
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