Los Beneficios De Las Semillas De Zapallo
Las personas que desechan las
semillas de zapallo luego de limpiarlo están desperdiciando un alimento
que no sólo es delicioso sino que también increíblemente saludable.
Las
semillas de zapallo son ricas en ácidos grasos Omega-3, nutrientes,
proteínas, minerales y vitaminas. Sus propiedades ayudan a disminuir la
presión sanguínea y prevenir el cáncer, además de reforzar tu sistema
inmune.
Este producto tiene un alto
contenido de antioxidantes que lo convierten en un poderoso agente
anti-edad, si las consumes regularmente en tu dieta. Debido a que sus
altos niveles de hierro y magnesio refuerzan tus energías, es muy buena
idea consumirlas antes o después de hacer ejercicio. Además, las
semillas de zapallo ayudan a prevenir la formación de cálculos renales, y
son una gran fuente de zinc, potasio y fósforo.
Como si esto fuera poco, las
semillas de zapallo ayudan a combatir los parásitos de la lombriz
solitaria y de la ascáride y elevan los niveles de fertilidad.
Otros beneficios de las semillas de zapallo:
* Previene la constipación y promueve el buen funcionamiento del sistema digestivo.
* Previene el envejecimiento precoz y promueve la longevidad.
* Previene el desarrollo de cálculos renales y osteoporosis.
* Reduce el riesgo de contraer cáncer, enfermedades prostáticas y diabetes.
* Reduce síntomas de asma, artritis, ansiedad y depresión.
* Reduce los niveles del colesterol malo y el riesgo a padecer ataques cardíacos y apoplejías.
* Disminuye la presión sanguínea y los niveles de colesterol.
* Mejora el funcionamiento cerebral y la memoria.
* Refuerza el sistema inmune y la densidad ósea.
* Refuerza tu energía y mejora tu humor.
Preparación de las semillas de zapallo:
1. Limpia las semillas: Para
comenzar, debes limpiar las semillas meticulosamente hasta que veas que
no queda ningún rastro de zapallo en ellas. La mejor opción para
hacerlo consiste en colocar el zapallo con las semillas en un recipiente
lleno de agua y romperlo con las manos, hasta que las semillas floten
hacia la superficie.
2. Déjalas cocinar por 10 minutos en agua salada:
coloca las semillas limpias en una olla con agua hirviendo y una
cuchara de sal y déjalas hervir a fuego lento por 10 minutos. Esto hará
que las semillas sean más fácil de digerir.
3. Escurre las semillas y déjalas secar: Aunque no es necesario que estén completamente secas, esta es la opción más recomendable.
4. Esparce las semillas en una placa de horno y rocíalas con aceite de oliva:
Asegúrate que estén finamente cubiertas con aceite de oliva y
espolvorea con sal. Luego separa las semillas de manera que no se
encuentren amontonadas.
5. Tuesta las semillas a 160° C por 10 minutos:
Lleva las semillas al horno por 5 minutos, luego sácalas y revuélvelas.
Tuéstalas por otros 8-10 minutos. Finalmente, durante los últimos 5
minutos de horneado, abre algunas semillas para asegurarte que no estén
quemadas. (RECOMENDADO)
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