Cuando entras en el proceso de sanación, y a través del
método que hayas decidido tomar (Reiki, acupuntura, homeopatía, terapia floral,
etc), en la muchos casos se produce una “recaída”, contrariamente a lo que se
piensa y espera, una mejoría; se produce
un empeoramiento de los síntomas, o aparecen síntomas nuevos que antes no
había, acompañados de un bajo estado anímico.
¿qué sucede ?, cuando
entras en el proceso de sanación (liberación), lo que tiene lugar precisamente
es eso, la Liberación de aquello que has
decidido soltar. Aquello que ya no necesitas sostener más, y te deja atravesándote . . . te vas vaciando de todo residuo en tu
interior.
Para que lo nuevo pueda instalarse lo viejo ha de dejar su espacio, y
a veces ese espacio que se queda libre necesita de una limpieza profunda y de
una puesta a punto.
Esto básicamente es lo que sucede cada vez que sanamos
algo.
Así que si te encuentras en este momento trabajando de forma
consciente alguna parte del alma y tu cuerpo se siente cansado, descansa; si el cuerpo te pide lágrimas, dale
llanto; si te pide odio, odia; si te
pide rechazo, rechaza.
No te reprimas, no reprimas nada…pues la única forma de
ser libre es abrazando con toda tu conciencia, con toda tu alma, todo aquello
que te oprime y luego soltarlo definitivamente.
Un Ejemplo:
Muchas veces creemos que para estar en
paz tan solo hay que perdonar: pero no se puede fingir ni forzar el perdón.
Si
estás enfadado, si sientes rechazo o dolor por alguien, no puedes pasar de ese
sentimiento, al perdón, pretendiendo que ya lo has soltado . . . has de soltarlo
realmente para poder perdonar, y para conseguirlo sólo hay una forma y
es viviendo tus emociones, sin rechazarlas ni juzgarlas.
Cuando les das voz,
éstas te cuentan cosas sobre ti mismo que no conocerías de otro modo.
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