Nuestra costumbre es pensar en la
vida y nuestro medio ambiente como una cárcel o un paraíso. De acuerdo a la
mentalidad de las personas verán la vida como un regalo o un calvario.
Mira a tu alrededor y observa a las
personas que son ricas material y emocionalmente, y te darás cuenta que se
piensan y sienten ricos. Observa a las personas que son mediocres y veras como
sus pensamientos pobres perpetúan su pobreza.
Algunos se inspiran con su visión de
futuro, otros están parados por la duda. Algunos son movidos por la ambición,
otros se sienten más seguros en la monotonía, la queja y la critica. Algunos de
alcanzan las cimas de las montañas, y otros se mantienen hundidos en la
mediocridad. Algunos buscan oportunidades, otros esperan a que las
oportunidades llamen a su puerta.
La triste realidad es que cada vez
hay más personas estancadas por sus pensamientos, que personas que personas que
se fortalecen gracias a sus pensamientos. Y sin lugar a dudas son ellos mismos
quienes se mantienen donde están, son sus propios carceleros o benefactores.
El pensamiento negativo nos cierra en
una cárcel, pero hay una salida. El apóstol Pablo dijo, "deben
transformarse por la renovación de su mente." Pablo sabía mucho acerca de
las prisiones, tanto físicas como mentales. Puedes renovar tu vida por la
renovación de su mente y renuevas tu mente cuando cambias tus hábitos de
pensamiento.
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