Debemos tener presente que el hábito de posponer una tarea
consume más tiempo y energía que la tarea en sí. Muchos asuntos que aplazamos
durante días, meses o incluso años no llevan más de media hora de trabajo real.
He aquí algunas sugerencias para actuar con mayor diligencia:
A – Establece objetivos. Puede parecer que no has alcanzado
tus objetivos por tu hábito a postergar, pero a lo mejor es que ni siquiera te
los has marcado. ¿Conoces cuáles son tus intereses, preferencias, valores y
necesidades?.
B – No trates de hacerlo todo a la vez. Fíjate una tarea
concreta. Por ejemplo: No digas “voy a reorganizar mi vida”, si no: “esta tarde
pasaré dos horas arreglando los cajones de mi escritorio”.
C – Establece pequeñas etapas abarcables. Hay un refrán que
dice: “la vida medida en metros es difícil, la vida medida en centímetros es
fácil”.
D – Visualiza los progresos: imagínate dando el primer paso,
realizando los movimientos que deberás efectuar y alcanzando tu objetivo final.
Por ejemplo: Elabora listas de cosas por hacer, y ve tachándolas a medida que
las termines.
E – Márcate un tiempo mínimo para trabajar en el proyecto y
cúmplelo. Si la tarea no te gusta, dedícale sólo quince minutos cada vez y no
hagas más que esos 15 minutos.
F – Distribuye tus actividades en función de tu ritmo
biológico. Piensa en qué momento del día tienes más energía mental, cuándo
tienes más energía física, cuándo te sientes más sociable y cuándo te sientes
agotado. Actúa en consecuencia. Por ejemplo: Haz a primera hora de la mañana la
tarea menos placentera.
G – No esperes hasta tener ganas. Empieza ya.
H – Supera el primer obstáculo, después todo será mucho más
fácil.
I – Date alguna recompensa cuando hayas hecho algún
progreso.
J – Debes ser flexible con tu meta. Si observas que no es
realista, cámbiala.
K – No tiene que ser perfecto, simplemente realiza el
trabajo. Con el tiempo mejoraras.
1 comentario:
Están buenísimos los consejos, los pondré en práctica. Creo que la rutina de cualquier día debe comenzar por una oración y despeje mental para así poder encontrar el equilibrio perfecto entre el disfrute de la vida y trabajo. No sirve de nada ir por la vida siendo sólo productivo laboralmente sino se es feliz con los frutos.
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