El bebé representa nuestra continuidad de vida. Pero
cuidado! Este niño no es sólo una prolongación de la vida de los papás, como un
rompecabezas con esto de mamá, aquello de papá y otras tantas cosas de otros
familiares.
Como dice Osterrieth.”El niño se parece a los que le han precedido;
pero sabemos también, que será ‘él mismo’ es decir, diferente”.
Es un ser
único y maravilloso. Y como tal merece de toda nuestra atención y respeto.
Puede
que el niño nazca en una familia sin conflictos, donde los integrantes se
comuniquen bien entre sí. Puede que existan odios o desentendidos entre algunos de
sus integrantes.
¿Qué pasa entonces si el niño hereda rasgos que no queremos?
¿Seremos capaces de dejar de lado nuestras diferencias y aceptar al
niño con sus parecidos genéticos y criarlo sin preconceptos?
Las semejanzas físicas con algún familiar podrían consciente
o
inconscientemente ser una traba para el desarrollo de la
identidad del niño, ya que nuestro condicionamiento operaría en contra de la
tendencia del niño.
Debe entenderse por “herencia” a la trasmisión de padres a
hijos de
características genéticas. Considero importante resaltar que
sólo se heredan las características físicas, no existiendo entonces una herencia
de conductas.
Las conductas se van adquiriendo de acuerdo al medio, a la
situación vivida y a las necesidades de cada uno.
No obstante ello, algunas
características físicas pueden influir sobre la conducta.
De todos modos también es importante destacar que hay
ciertas características que pueden ser heredadas, tales como el talento en ciertas
familias, el cual es pasado de generación en generación. Para ello podemos tomar
como ejemplo la familia Bach, con gran número de compositores importantes
durante varias generaciones. También existe una determinada influencia en
ciertas familias a
“predisponer” a sus participantes a determinadas actividades
o aptitudes.
Existen evidencias que hay una relación entre el nivel
socio-cultural de la familia y la inteligencia de los niños que se desarrollan en
ese ambiente. La dedicación que los padres les dan a sus hijos, los juegos
que realizan con ellos y la motivación que los papás les brindan influyen de manera
adecuada en el desarrollo de la inteligencia del niño.
Lo mismo sucede con los niños adoptivos, en los cuales se ha
comprobado que
adoptan características de sus papás adoptivos y su nivel
intelectual se va aproximando al de sus nuevos padres.
Si esos niños por ende
tuvieran hermanos o hermanas que se hayan desarrollado en otro ambiente,
su nivel intelectual también será diferente.

para que pueda crecer seguro y sin títulos bajo el brazo,
que le impidan ser el verdadero niño que está en su interior.
Organismo y ambiente se encuentran en una estrecha
interrelación, por lo que si aceptamos ciertas disposiciones hereditarias y no le
damos entrada a otras, porque no son aceptadas por los papás, sólo conducirán a un
desarrollo “enmascarado” del crecimiento del niño. Tal vez, podríamos
conducir al niño a comportarse sólo del modo aceptado por los condicionamientos
hereditarios aceptados de los papás y por lo tanto no le damos cabida a
un verdadero
desarrollo y por ende no le permitimos que el niño pueda identificarse con ciertas características que ha heredado de sus familiares.
Clr. María Gámez
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