En la era de la comunicación, saturada de tecnología donde nos bombardean de información por todos lados, la idea de controlar los pensamientos se torna prácticamente imposible, es más fácil prestar atención a lo que tengas enfrente en ese momento. Por eso es importante, que en vez de controlarlos, intentemos guiarlos hacia nuestros objetivos. Y ni siquiera se trata tanto de guiar los pensamientos como de llegar a nuestras emociones, es decir, a cómo nos sentimos, al modo que a tí te gustaría sentirte, puesto que los pensamientos son quienes dirigen los sentimientos.
Entendiendo, pues, que con tus palabras originas emociones y ellos emiten vibraciones que atraen a sus iguales, ya sean positivas o negativas, es fácil comprender el mecanismo de la creación intencionada.
Es muy útil recordar que hemos venido a esta vida a crear nuestra propia realidad para experimentar el estado de alegría que se produce cuando uno construye algo.
Con la práctica te convertirás en un feliz creador a conciencia. A medida que vayas dominando concientemente el modo en que debes sentirte en tu interior, irás mejorando más y más tu contacto con la energía creadora y, así irás adquiriendo más disciplina y éxito en tus creaciones. Con práctica obtendrás el dominio de tu realidad y podrás dominar esa energía creadora y modelarla a tu voluntad.
Cuando te enfoques en algo que deseas crear hay dos cosas que debes tener en cuenta: la intensidad y la calidad de la energía, y luego, el dominio de tus sentimientos para atraerlo o repelerlo.
En el primer punto, debemos tener en cuenta qué cantidad de tiempo le dedicas a tu deseo y cuán específico eres. Si has estado deseando algo desde hace mucho tiempo, eso es más fuerte que algo en lo que hayas comenzado a enfocarte ayer. El hecho de que ese pensamiento lleve más tiempo contigo también lo hace mucho más detallado y claro, lo cual ayuda a su manifestación.
Una vez que tienes tu objetivo bien definido y dedicas tiempo a imaginártelo, entra en juego el segundo factor:
Atraerlo o Repelerlo.
Cuando tú has estado pensando algo durante bastante tiempo y ves que aún no se ha manifestado, te invadirá una emoción bastante negativa y decepcionante, lo cual no te beneficiará para nada en tu objetivo, pero si persistes sintiendo que eso va a ocurrir, sin importarte lo que esté pasando a tu alrededor, vas por el camino correcto a su realización. Tú mismo te darás cuenta si lo estás haciendo bien o mal, de acuerdo a cómo te sientas interiormente; con tus sentimientos positivos estás colaborando a su manifestación. No se trata de controlar los pensamientos, sino de guiarlos.
ROSANA PORTELLI
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